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24-37 De Judá, seis mil ochocientos soldados, armados con escudos y lanzas. De la tribu de Simeón, siete mil cien guerreros prominentes.

De la tribu de Leví, cuatro mil seiscientos. De los sacerdotes, descendientes de Aarón, había tres mil setecientos, bajo el mando de Joyadá, y otros veintidós mil jefes de familia, bajo la dirección de Sadoc, hombre joven de valor excepcional.

De la tribu de Benjamín, la misma de la que provenía Saúl, había un total de tres mil. (La mayor parte de esa tribu conservaba su lealtad a Saúl).

De la tribu de Efraín, veinte mil ochocientos guerreros poderosos, cada uno de ellos famoso en su respectivo clan.

De la media tribu de Manasés se envió a dieciocho mil con la finalidad expresa de colaborar para que David llegara a ser rey.

De Isacar había doscientos dirigentes de la tribu con sus parientes; todos ellos eran hombres que entendían el desarrollo de la historia y podían discernir respecto al mejor rumbo que Israel debía tomar.

De la tribu de Zabulón había cincuenta mil guerreros adiestrados; estaban completamente armados, y en su totalidad eran leales a David.

De Neftalí, mil oficiales y treinta y siete mil equipados con escudos y lanzas.

De la tribu de Dan, veintiocho mil seiscientos, todos preparados para la guerra.

De la tribu de Aser, había cuarenta mil listos y adiestrados. Desde el otro lado del río Jordán, donde vivían las tribus de Rubén y Gad y la media tribu de Manasés, ciento veinte mil equipados con toda clase de armas.

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